El Fondo Monetario Internacional (FMI) no se enamora de los ministros de Economía. En el gobierno de Mauricio Macri, Christine Lagarde mantuvo una muy buena relación inicial con Alfonso Prat Gay –con quien podía dialogar en francés- y luego con Nicolás Dujovne, pero cuando en el organismo entienden que se termina el apoyo político interno para los ministros prefieren un recambio aunque hayan trabado un aceitado canal de trabajo.
Una conclusión similar aplica para Martín Guzmán, con quien tanto la directora gerente, Kristalina Georgieva, como el staff técnico liderado por Julie Kozack habían logrado un buen vínculo, hasta que se dieron cuenta que cada pedido que hacían de cambio para ajustar el programa con el FMI no se cumplía por la incapacidad del ministro de implementar las medidas económicas.
En particular, era clara la restricción de Guzmán en relación con el recorte de los subsidios energéticos comprometido en el acuerdo, que se demoró hasta ahora por la decisión de las áreas técnicas que responden a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Por esta razón, ex funcionarios del FMI consultados por Infobae expresaron su temor por la aceleración de la crisis económica en la Argentina, aunque indicaron que la decisión de designar a una ministra de Economía cercana a la vicepresidenta puede representar una garantía para que algunos compromisos, aunque sean mínimos, se cumplan. Y, en este sentido, el rol de la nueva ministra, Silvia Batakis será clave, ya que cuando un país firma un programa con el Fondo, el ministro de Economía pasa a ser el canal de transmisión entre el organismo y ese gobierno.
Buenos deseos
Anoche, el organismo emitió una de sus habituales declaraciones diplomáticas: “Deseamos al ex-Ministro Martín Guzmán todo el éxito en sus futuros emprendimientos. Esperamos trabajar con la ministra Silvina Batakis y su equipo para continuar apoyando a la Argentina y su gente a fortalecer la estabilidad macroeconómica y abordar sus profundos desafíos para sentar las bases de un crecimiento más sostenible e inclusivo”. Más allá de esta comunicación de buenos deseos, en los próximos días, se escuchará la voz oficial del organismo en la habitual conferencia que realiza su vocero, Gerry Rice, experto en evitar conflictos pero claro para transmitir los mensajes del directorio.
En este sentido, el ex representante argentino ante el Fondo durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Mauricio Macri, Héctor Torres, sostuvo que “la gran pregunta es si la nueva ministra llega para continuar o para modificar el programa con el FMI”.
“Guzmán negoció un programa ‘light’, con poca condicionalidad, y por ende con poco margen para flexibilizar. El programa es light pero la expectativa de que se cumpla nos mantuvo más o menos ‘a flote’. Si la nueva ministra llega para abandonar esa etapa de ‘moderación’, es probable que termine precipitando una crisis”, sostuvo Torres.
“Tratando de ser optimista, la única ventaja que le veo al cambio es que la nueva ministra podría aportar algo de lo que a Guzmán le faltaba: apoyo político, con capacidad para tomar compromisos y de hacerlos cumplir. Es un pobre consuelo, pero entre un ministro ‘moderado’ pero sin credibilidad y una ministra ‘inmoderada’ pero con poder, me quedo con la segunda alternativa”, expresó.
Una ficción en pie
En cuanto al FMI, Torres consideró que “creo que mantienen las metas cuantitativas anuales sabiendo que no se van a cumplir: es una ficción. No es realista pensar que el gobierno va a concentrar el ajuste fiscal en el último semestre del año”. Cabe recordar que, según la primera revisión del acuerdo, el gasto público debería pasar de un aumento real del 12% en el primer semestre a una caída cercana al 8% en el segundo semestre, un cambio difícil de imaginar dada la crisis social, política y económica que atraviesa el país.
El directorio del Fondo advirtió a fines de junio que “la implementación decisiva de las políticas del programa será fundamental para apoyar la recuperación de la economía argentina, fortalecer la estabilidad macroeconómica y seguir avanzando en el abordaje de sus desafíos profundamente arraigados para sentar las bases de un crecimiento más sostenible e inclusivo”. Además, afirmaron que “la alta inflación, de no ser abordada, alimentará aún más el descontento social y debilitará el apoyo político al programa”
“Cumplir con el objetivo de déficit fiscal primario del 2,5 por ciento del PBI en 2022 es fundamental para moderar la demanda interna, limitar la financiación monetaria del déficit y apoyar la acumulación de reservas, y requerirá implementación y seguimiento de los compromisos presupuestarios”, destacaron. La revisión de las metas del segundo trimestre por parte del staff que dirige Ilan Goldfajn se llevará a cabo entre fines de agosto y principios de septiembre.
Al respecto, según Torres, “es muy difícil que con una brecha como la actual se pueda cumplir con la meta anual de acumulación de reservas. El ‘extend and pretend’ sirve para evitar una renegociación que podría complicarse en el directorio”.
“Mantener la ficción sirve, además, para evitar ser acusados de gatillar una devaluación y la precipitación de una crisis mayor”, aclaró Torres.
En tanto, el ex director del FMI para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, sentenció sobre el reemplazo en Economía: “El cambio de médico no modifica la enfermedad. El peligro es que hayan puesto a un curandero, o curandera”.
“Puede ser algo parecido a 2001 pero creo que no está la restricción del uno a uno y ya hicieron default. Pero si vienen con medidas kirchneristas estamos en lío mayor”, advirtió.
“El FMI va a cambiar algunos números ya que seguramente se sobrepasarán en la parte fiscal y monetaria. Pero no sé cuánto margen les darán en otras cosas”, indicó Loser.
Fuente: Infobae
