Tema del día: Un nuevo intento de extorsión contra El Establo
Abuela cocainómana

Ratificaron prisión para Doña Alicia por manejarle el negocio a su nieto narco

Alicia Leonarda Cordero tiene 66 años, es abuela del jefe narco Alan Funes y le extendieron la prisión preventiva por 90 días por conformar la organización narcocriminal.


A la abuela de un reconocido jefe narco de zona sur de Rosario le extendieron la prisión preventiva efectiva por el plazo de 90 días. A Alicia Leonarda Cordero, de 66 años, la acusan de integrar una asociación ilícita, liderada por su nieto Alan Funes. Según la investigación, se encargaba de guardar en su casa el dinero proveniente de las actividades ilícitas de la organización narcocriminal.

En audiencia del pasado martes, la fiscal Valeria Haurigot solicitó la prórroga de la prisión preventiva efectiva de Alicia Cordero por el delito de miembro de asociación ilícita agravado por participación de menor de edad. Aunque la defensa de la imputada se opuso al pedido del MPA, el juez Nicolás Foppiani dispuso la prórroga de la prisión preventiva efectiva por tres meses más.

La Fiscalía la imputó junto a Alan Funes y otras personas por haber formado parte de una asociación ilícita que se dedicó a cometer delitos contra las personas, contra la vida, contra la libertad, contra la propiedad y contra la seguridad pública en la localidad de Rosario.

De acuerdo a la acusación, esta organización criminal procuró ocupar y dominar sectores y barrios de la ciudad de Rosario y excluir de allí a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas.

Para llevar a cabo ese objetivo, los integrantes de la asociación cometieron diversos delitos, entre otros, homicidios, lesiones, robos, encubrimientos, amenazas, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego y venta ilegal de drogas.

A Alan Funes le endilgaron ser el jefe de la organización, impartir ordenes desde su lugar de detención (Complejo Penitenciario de Ezeiza), ordenando atentados con armas de fuego contra diferentes personas, eligiendo a las personas que van a cumplir cada uno de los roles en los hechos.

Funes disponía el uso de armas de fuego de gran poder ofensivo (pistolas calibre 9mm, calibre 40, calibre 45, ametralladoras FMK3) y vehículos (automóviles, motocicletas), autorizando el pago a los miembros de la organización por los “trabajos” realizados y por los “gastos” ocasionados.

El jefe narco también decidía dónde se guardaban o se escondían las armas de fuego y los vehículos utilizados por la banda, organizando y administrando la atención de los puntos de venta de drogas y controlando su recaudación.