La primera amenaza tuvo lugar el último viernes; al día siguiente hubo otra; el domingo, una más. Así, durante tres días seguidos, alguien llamó al Aeropuerto Internacional de Rosario para decir que había una bomba. En todos los casos se trató de una falsa alarma, pero igualmente hubo que activar el protocolo que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) tiene preparado para estos episodios: desalojar las instalaciones y revisar cada rincón hasta constatar que no hay ningún peligro.
Cada una de esa acción llevó tiempo, alteró la rutina y hubo que retrasar un vuelo proveniente de Buenos Aires y aplazar otro que partía hacia Salta. El caso más angustiante se vivió con un avión en el que venía un hígado para Benicio, un niño de 6 años que esperaba ser trasplantado de urgencia. Finalmente, en la tarde de este lunes se informó desde el Sanatorio de Niños que el chico fue operado de manera exitosa aunque habrá que aguardar la evolución de las próximas horas.

Los llamados amenazantes tuvieron un efecto inevitable: lograron que los medios centraran su atención en el aeropuerto. La principal misión en este inicio de semana para movileros de radios y canales de televisión se caía de maduro: ir hasta Fisherton a entrevistar a las autoridades para que ofrecieran una explicación sobre estos incidentes.
Cuando los periodistas llegaron al lugar se encontraron con otra noticia: en el hall principal se desarrollaba una asamblea de trabajadores que exigían el pase a planta permanente tras desempeñarse algo más de un lustro como monotributistas del aeropuerto. Son unas 50 personas que están en esas condiciones, precisaron desde ATE, el gremio que patrocina esta demanda.
Los trabajadores consiguieron una visibilidad del conflicto que hasta aquí no habían tenido, ya que el reclamo es de vieja data pero nunca se había expuesto como hasta ahora, cuando tuvieron a los medios servidos en bandeja. Por eso, no faltaron quienes se preguntaron si fue casualidad que las amenazas de bomba se produjeran este fin de semana o si se trató de una jugada bien pensada para que una cosa llevara a la otra.